viernes

MENDELSSOHN-5ª SINFONIA "REFORMA" (3º MOVIMIENTO)

La Sinfonía Reforma fue compuesta en 1830 y estrenada en 1832, en Berlín. Es irónico que el nieto de Moisés Mendelssohn, considerado por muchos el más grande intelectual judío de su siglo, compusiera una sinfonía en honor del tricentenario de la Reforma Protestante. Félix Mendelssohn estaba profundamente interesado en la música de Bach y la Sinfonía Reforma puede ser considerada como un homenaje al espíritu religioso del antiguo maestro.
Mendelssohn estaba profundamente interesado en la música de Bach y la Sinfonía Reforma puede ser considerada como un homenaje al espíritu religioso del antiguo maestro y a su maestría contrapuntística. La introducción de tipo coral, que abre casi como una fuga, debe mucho a Bach. El Dresden Amen se escucha dos veces en las cuerdas justo antes de que el andante conduzca al allegro. El contrapunto al estilo de Bach se escucha en gran parte del primer movimiento.
El segundo movimiento es la única parte de la sinfonía que refleja el estilo liviano y delicado de Mendelssohn. El movimiento es un scherzo, muy sueltamente derivado (por inversión) del motivo Dresden Amen. El breve movimiento lento conduce directamente al final.
En la apertura del último movimiento, un solo de flauta entona la melodía del himno de Lutero, que está desarrollada en un contrapunto imitativo. Más tarde en el movimiento regresa el himno en los bronces, como un cantus firmus. La obra termina con una manifestación plena del himno, simplemente armonizado a la manera coral.

TCHAIKOVSKY-5ª SINFONIA (2º MOVIMIENTO)

La dimensión trágica del drama personal que Tchaikovsky revela en sus tres ultimas sinfonías quizá se ha diluido un poco desde sus tiempos. Gran bebedor -como todo hombre de valía-, apostador, homosexual. No eran las cartas de presentación que facilitaban la vida en la Rusia zarista. Sin embargo, la proyección hasta el cansancio de estas características en toda clase de telenovelas puede imposibilitar un poco al hombre moderno para entender el profundo drama del compositor ruso.
Tenemos al compositor genial con obras maestras en distintos géneros. Eugenio Onegin y La reina de espadas(opera); El lago de los cisnes, La bella durmiente y El cascanueces(ballet); una colección de canciones de una delicadeza exquisita; suites orquestales que fundaron la fama del autor en su tiempo; sus seis sinfonías (ocho en realidad, contando la Manfred y la inconclusa Séptima), siendo de la cuarta a la sexta indispensables, etc. Sin embargo al igual que Bruckner, de quien hablamos en una entrega reciente, el compositor ruso era bastante inseguro respecto a la valía de su obra. Entre otras cosas, contribuía a esta inseguridad el tremendo reconocimiento que obtuvo la Primer sinfonía de Brahms (algún crítico la llamó la Décima de Beethoven), cuya escritura sinfónica era radicalmente distinta a la de nuestro ruso.
Se ha comentado la gran diferencia en el carácter de una obra como la Obertura fantástica Romeo y Julieta y otra como la Quinta sinfonía. La primera es una gran retrato de caracteres, que busca describir los personajes que todos conocemos de Shakespeare, mientras la segunda reflexiona sobre el complejo drama que vivía Piotr Ilyich. Recuérdese aquella famosa frase de uno de sus diarios: Lastimo, luego existo. Era tanta la inseguridad de Tchaikovsky que en una carta a Nadezhka von Meck escribe sobre la Quinta: “La sinfonía es demasiado colorida, demasiado pesada, insincera, deslucida, en general desagradable. Con la excepción de [Sergei] Taneyev quien insiste que la Quinta es mi mejor composición, todos mis amigos honestos y sinceros piensan pobremente de ella. ¿Podríamos decir entonces que estoy acabado?. ¿Ha comenzado el principio de fin?.”
Si bien suele ser difuminada por sus vecinas (la Cuarta y la Sexta) es definitivamente un trabajo más accesible que estas, que no le quita validez a esta obra. El motto melódico que se repite en todos los movimientos junto con el profundamente melancólico corno del Andante cantabile son inolvidables.