sábado

BEETHOVEN-7ª SINFONIA (2º MOVIMIENTO)


Ludwig van Beethoven compuso la que para algunos es una de sus mejores sinfonías, la séptima en La mayor (Op. 92), en 1811 y se estrenó el 8 de diciembre de 1813 en Viena en un concierto con el propósito de recaudar fondos para los heridos en la Batalla de Hanau. El concierto estuvo organizado por el ingeniero y amigo del compositor Johann Mäzel inventor del metrónomo. Beethoven compuso esta sinfonía estando completamente sordo lo que le impidió conducirla personalmente, aunque hay varias versiones sobre quien realmente dirigió la obra, se dice que Antonio Salieri (si, el de Amadeus) la condujo sin que Beethoven se diera cuenta, cosa que, particularmente me cuesta de creer. El concierto fue un gran éxito pidiéndose que repitiesen el segundo movimiento, un da capo, el cual más abajo os lo reproduzco junto con el tercero. Siento no poder decir cual es la orquesta ni el director, solo sé que es una versión de London Classic.
La gran diferencia entre Beethoven y Mozart el cual era solo 14 años mayor, es que el primero pensaba en sí mismo como un artista. La palabra no aparece en la correspondencia de Mozart, quien se consideraba un artesano cualificado que, como Haydn y Bach antes que él, suministraba una mercancía. Beethoven, en cambio se consideraba parte de una raza especial, un creador, y esto lo ponía al mismo nivel que la realeza y otras almas elevadas. “Lo que esta en mi“, decía, “debe salir“. Goethe fue solo uno de los que advirtió la fuerza de su personalidad, y escribió al respecto que: “nunca he conocido un artista con tanta concentración espiritual, tanta intensidad, tanta vitalidad y gran corazón. Entiendo muy bien lo difícil que debe resultarle adaptarse al mundo y sus formas“.
Lo que hacia que sus sonidos resultarán tan novedosos y diferentes era que Beethoven estaba interesado, por encima de todo, en los estados interiores del ser y tenía una apremiante necesidad de expresar la dramática intensidad del alma. Aunque no habla de la séptima sinfonía, sino de la novena, Shonberg en su Vida de los compositores dice algo que es igualmente válido para la que nos ocupa: “La música de Beethoven no es cortes. Lo que él ofrecía a sus oyentes era un sentimiento de drama, de conflicto y de resolución, como ningún otro compositor ha conseguido hacerlo luego…La música no es bonita y tampoco atractiva. Es simplemente sublime…es música interior, música de espíritu, música de la subjetividad extrema” .

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